Enclavada en lo alto de una verde colina, la ciudad medieval de Montalcino preside el excepcional paisaje de la campiña del Val d’Orcia. En especial, los amantes de la gastronomía y el vino no pueden perderse este pequeño pueblo, que es visita obligada por sus muchos productos locales y exquisiteces, como el Brunello, uno de los vinos de más renombre en el mundo.
Pero Montalcino también merece la pena una visita por su belleza artística y arquitectónica: muy interesante es Rocca, una imponente fortaleza del siglo XIV que domina el centro histórico y cuya arquitectura ha permanecido intacta a lo largo de los años.
Montalcino es el lugar ideal para aquellos que quieran combinar los sabores de la Toscana con el singular encanto de un pueblo centenario.