Ubicado en el corazón de Roma, entre la ribera del Tíber y la Ciudad del Vaticano, el Castel Sant’Angelo tiene una historia larga y compleja, como muchos otros monumentos de la ciudad.
Fue construido originalmente entre los años 135 y el 139 d.C. como mausoleo de Adriano. En el 401 d.C. no obstante, Castel Sant’Angelo fue incorporado a las murallas Aurelianas y después, durante el medioevo, los papas empezaron a usarlo como fortaleza para protegerse en tiempos de peligro, como testifica el corredor subterráneo que conecta el edificio con el Palacio Vaticano.
Hoy el Castel Sant’Angelo alberga en su interior un museo que recorre su historia: desde las ruinas de la tumba de Adriano hasta los restos del castillo fortificado, las celdas originales de la prisión y los apartamentos del papa.